Día das Letras Galegas 2021

Hai moitos anos…
Hace muchos años, cuarenta para ser exacto, que no celebro en Galicia el Día das Letras Galegas. Por si no lo sabéis, cada 17 de mayo se homenajea a alguna personalidad destacada en el mundo literario gallego.
El 17 de mayo de 1863 se publicó el primer ejemplar de Cantares gallegos, de Rosalía de Castro, fecha que marca el «Rexurdimento», el resurgimiento cultural gallego. 100 años después, en 1963, la Real Academia Galega comenzó a celebrar ese día, eligiendo, como era lógico, la figura de Rosalía de Castro, una de las más insignes escritoras gallegas y españolas.

Este año se ha elegido a Xela Arias, una escritora de la que, lo reconozco, apenas había oído hablar. Demasiados años alejado de Galicia y de la cultura que allí ha ido naciendo sin que yo echara cuenta. Mea culpa. Pero leyendo su biografía y alguno de sus escritos, no me cabe la menor duda de que es un homenaje muy merecido.

Muerta demasiado joven, a los 41 años, dejó, sin embargo, una obra transgresora, inconformista y comprometida con la lucha de la mujer y con todos los problemas de la sociedad gallega. Profesora, poeta, traductora, editora, en sus pocos años hizo muchas cosas y dejó una impronta que marcó a su generación y a las posteriores.

Dejo aquí una pequeña biografía, un poema en castellano y un vídeo con poemas en galego.

Día das Letras Galegas 2021: La poesía incómoda y renovadora de Xela Arias regresa del olvido | Cultura

Hoy me estoy abandonando de ti amor, de Xela Arias

Hoy me estoy abandonando de ti amor

Hoy me estoy abandonando de ti amor
estoy fuera en las higueras cargadas y las aguas de las nubes
pero no fui yo quien eligió partir
una nave extraña que me robó tu mano
me succionó la decisión

¡cómo parten mi amor las ramas en el río bajaban
escaleras de preguntas
como tu boca y mi boca se abrasan
atontando esta distancia que buscamos
aún no aún no podemos —arder
como frágil leña en los incendios
de las selvas las casas del mar como somos
dos caballos cuatro peces y un larguísimo aliso
tejiendo dibujos por el viento movido
esas hojas
el jugo de estas venas
es sangre de animal asesinado!

¡cómo parten mi amor los pájaros hacia el más allá!
tal vez golondrinas en los tejados posen hoy
la palabra que no digo pero cómo clavaron
los veleros arrastrados huyendo de la tormenta
cómo clavaron nuestros movimientos
secos —de un golpe— contra las paredes!
¿deserción móvil? mi amor porque te amo

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Cumpleaños

Y bueno, pues,
Un día (un año) más
Que se va colando
De contrabando.

Y bueno, pues,
Adiós a ayer
Y cada uno
A lo que hay que hacer.

Joan Manuel Serrat. Canción infantil...

Gracias, hermano, por ser el segundo (los primeros fueron mis hijos y mi mujer ayer por la noche, pasadas las doce y finalizado el estado de alarma) en felicitarme con esta hermosa canción de Serrat. Un poema lleno de alegría y de esperanza. Y sigue la letra con estas palabras «Que hay que empezar un día más./Tire pa’lante que empujan atrás». Uno de los que más empuja, porque tiene mucha fuerza y mucho optimismo y fe en la vida, es mi hijo Santiago, que hoy también cumple años. Él 32 y yo 66. Nos separan 34 cuatro años, mejor dicho, nos unen 34 años que hemos pasado juntos, desde que lo cogí por primera vez una tarde, cuando yo estaba viendo una etapa ciclista en la habitación, no recuerdo si del Giro o de la Vuelta. En aquella época no era normal que los padres asistiéramos a los partos y yo lo agradecía, porque seguramente hubiera tenido que salir mareado o me hubiera desmayado y en lugar de ayudar o acompañar sería un estorbo. Antes tampoco era frecuente que las mujeres asistieran a clases de parto acompañadas de sus maridos, así que la naturaleza y los médicos eran las únicas herramientas. A mi hija Carmen me la entregó el médico en mitad del pasillo, donde yo paseaba nervioso esperando noticias, una fría tarde de febrero. Envuelta en una mantita, apenas podía ver su rostro, porque era más pequeña de lo normal. Se había adelantado el parto y pesaba algo menos de dos kilos y medio. Durante unos minutos que se me hicieron eternos, paseé con ella en brazos intentando adivinar el misterio que tenía entre mis manos. Creo que ese misterio, como el de cualquier recién nacido, nunca somos capaces de entenderlo. Después llegó mi cuñada Pilar, nos fuimos a la habitación y todo se tranquilizó hasta que trajeron a mi mujer, despierta y casi como si no hubiera tenido a la niña hacía poco.

Esos treinta y cuatro años y los otros treinta y dos anteriores ya son historia y no se pueden cambiar. Por eso hay que vivir el presente. Yo ya estoy en la segunda mitad de mi vida y dicen que esta parte la vivimos recordando la primera. No estoy de acuerdo. Es bonito recordar los buenos momentos, sobre todo cuando se está en compañía y se han pasado juntos, o cuando una mala racha se supera aferrándose a los recuerdos para coger fuerzas, pero ya se sabe que en demasiadas ocasiones reproducimos las imágenes pasadas con excesiva benevolencia y olvidándonos de las emociones que nos provocan. Nadie nos asegura que aquello que recordamos sucedió realmente así, porque la memoria, ya se sabe, es frágil. Incluso, a veces, recordamos cosas que no han sucedido, que las hemos soñado o que nos las hemos inventado en determinado momento pero que, de tanto repetirlas, forman ya parte de nosotros mismos y las asumimos como realmente nuestras.

Lo importante es siempre el presente. Ni siquiera el futuro debe marcarnos o condicionarnos porque en demasiadas ocasiones lo que nos acontece no depende de nosotros. El destino, las revueltas del camino, son inexplicables, así que, como no somos adivinos, poco podemos hacer más que disfrutar de la vida cuando ésta nos lo permite y sobrellevar los malos momentos con actitud positiva. Ponemos las piedras y la argamasa, empleamos todas nuestras fuerzas y nuestra ilusión, pero una pandemia, por ejemplo, puede dar al traste con todo.

Hoy teníamos pensado ir a comer los cuatro a un restaurante como solemos hacer para celebrar el cumpleaños. Habíamos reservado una mesa en la terraza de un hotel con unas maravillosas vistas de Sevilla, pero como se anunciaba mal tiempo hemos decidido dejarlo para más adelante. Lo dicho, nosotros proponemos pero Dios, el destino, las circunstancias, el mal tiempo, llámesele como se quiera, disponen.

Hoy cumplo 66 años y mi hijo Santiago 32. Tenemos ambos toda una vida por delante.

5 de mayo. Jornada de reflexión

Las jornadas de reflexión antes del día de las votaciones siempre me han parecido una tontería. Nadie reflexiona nada, todos tienen ya decidido su voto y muy pocos dedican ese día a pensar sobre el sentido del voto al día siguiente. Como también me parece absurdo que no se puedan realizar ni publicar encuestas desde una semana antes de la fecha de la votación, como si eso pudiera influir algo. Las personas responsables, que han leído los programas, que han analizado qué han hecho en el gobierno y en la oposición los diferentes partidos, no dejándose cegar por los cantos de sirena y por las promesas de los candidatos, deciden su voto con mucha antelación. Otros tienen dudas razonables entre dos partidos con programas similares y esperan alguna señal que les ilumine a última hora, pero no dedican un día entero a pensar el sentido de su voto. Algunos hasta echarán una moneda al aire un poco antes de salir hacia la mesa electoral y se decantarán por una candidatura que, aunque no les convenza totalmente, es con seguridad mejor que otras según su punto de vista. Y por último, están los que votan «contra» un partido, y su papeleta irá a parar a aquel otro que le haga más daño al «enemigo», como en la guerra y en el fútbol.

Por eso me gustan más la jornada o jornadas de reflexión una vez pasadas las elecciones. Porque es hora de analizar lo que ha ocurrido, por qué se ha votado de una u otra manera. No soy analista político y hoy televisiones y radios echarán humo con las tertulias post-5 de mayo. Pero me voy a atrever, como acabo de hacer en Facebook. Una cosa está clara: ha arrasado Ayuso. Y eso, aunque a muchos no les ha gustado, hay que decirles: es la democracia, amigos y amigas. Algunos han dicho que los madrileños y madrileñas se han equivocado y que les dan vergüenza los resultados. Y yo me pregunto: ¿se equivocan los votantes independentistas catalanes cuando sus partidos son mayoría? ¿Se equivocaron los andaluces votando durante casi cuarenta años a la izquierda? ¿Se equivocaron los españoles haciendo que partidos de izquierda gobiernen actualmente el país? La democracia es eso, cambiar votos y partidos según las necesidades, percepciones y resultados que ven los ciudadanos.

Espero alguna autocrítica por parte de PSOE y Podemos, que han perdido en todos sus feudos madrileños. No ha ganado Ayuso, ha perdido la izquierda, y por algo será. Los partidos socialistas europeos están casi todos desaparecidos porque no han sabido adaptarse a la nuevos tiempos. Espero que eso no le suceda al PSOE. A Iván Redondo, a Sánchez y a Tezanos tendrían que pedírsele responsabilidades. Al primero por diseñar una campaña nefasta, al segundo por dejarse convencer por un márketing artificial de despacho y al tercero por escribir la tontería de llamar tabernarios a los que votan al PP, además de manipular y equivocarse en las encuestas. Además, es incomprensible que un miembro del Comité Ejecutivo del PSOE sea nombrado presidente del CIS, un organismo que puede influir en la percepción de los ciudadanos sobre la situación real del país.

Pablo Iglesias y Podemos hace tiempo que se están equivocando. Demasiadas purgas internas, mucho amiguismo, mucha soberbia. Aunque no lo parezca, no han sabido conectar con los ciudadanos. Contradicciones aparte, que eso lo tienen todos los partidos, Podemos quiso en su momento dar el sorpasso al PSOE, pero no pudo o no supo. Y a partir de ahí, todo cuesta abajo. Que Vox haya ganado en votos y en escaños a Podemos parecía imposible, pero así ha sido. El caso de Andalucía es paradigmático y las mareas en Galicia también. Ha hecho bien Pablo Iglesias yéndose de la política, con mucha dignidad, por cierto (aunque algunos apuntan que Roures, el de Mediapro, ya le ha prometido un buen puesto y un mejor sueldo; veremos si es cierto o es otra mentira de la derecha; si fuera así, después de lo del chalet, acabaría con todo el prestigio de Pablo).

Ciudadanos ha desaparecido de la escena en Madrid y, al paso que va, desaparecerá también de España. Sigue el mismo camino que UPyD, del que ya casi nadie se acuerda. Lo que nació como un partido bisagra se convirtió en una muleta del PP. El desastre fue iniciado por Albert Rivera y continuado por Inés Arrimadas. El fiasco provocado por su pésima estrategia en Murcia y en Castilla León provocó el tsunami madrileño. Ayuso y el PP supongo que se lo agradecerán

El único partido que ha sabido conectar con la realidad madrileña (y espero que eso se traslade al resto de España) es Más Madrid. Dos buenos candidatos, Errejón y Mónica García, que han sabido fajarse con mucha dignidad con Ayuso y Monasterio. La izquierda tiene dos años para reflexionar y cambiar muchas cosas. Dejémonos de Redondos y de Tezanos y conectemos con los ciudadanos (perdonad el ripio, pero me ha salido así).

Breves -brevísimos en este caso- apuntes sobre los procesos electorales  (12): la anacrónica y analógica jornada de reflexión. | El derecho y el  revés