He dicho en otro lugar de este blog que no tengo alma de artista. Eso de que el artista nace y no se hace debe ser cierto en mi caso porque ni Calíope, ni Euterpe, ni Terpsícore (siempre que la nombro me acuerdo de Les Luthiers, lo siento), ni ninguna de las otras Musas han tenido a bien dotarme con alguna pequeña cualidad ni visitarme de vez en cuando. En el Olimpo deben encontrarse muy a gusto cuando les suplico que se acerquen por Ramón y Cajal.
Pero si hay algo que me caracteriza, si alguna virtud tengo, es la constancia. También he notado que con los años tengo cada vez menos sentido del ridículo y más valor para embarcarme en tareas diferentes a las que realizo habitualmente. No me da miedo el cambio ni aprender cosas nuevas; al contrario, sigo teniendo mucha curiosidad y deseos de explorar nuevos territorios. Así que me lanzo al vacío y voy a intentar escribir pequeños relatos que, espero, me sirvan de entrenamiento para afrontar retos más temibles, como escribir alguna novela. Pero esto ya son palabras mayores.
Así que me contentaré con escribir cuentos cortos, en algún momento con un cierto tono autobiográfico o sobre temas que me interesan. Muchos tendrán como motivo central la suerte, la casualidad, los encuentros fortuitos, porque ya sabéis que este blog gira, en gran parte, sobre los imprevistos de la vida.
El primero lo escribí hace unos años para participar en un concurso de cuentos que se iba a celebrar en mi Instituto, pero que finalmente no se pudo realizar. El ajedrez, una de mis grandes aficiones durante mucho tiempo, pero ya bastante olvidado, sirve para introducir ese pequeño cuento. Los demás relatos han ido apareciendo de manera caótica, como fogonazos que surgían de palabras o imágenes sueltas. ¿Será cosa de las Musas?
Duos habet et bene pendentes (o cómo empecé a amar la historia y la enseñanza)
Reflexiones delante del televisor
El moscardón y la declaración de la renta
Una mañana en la consulta del médico
Pedir papas o sobre lo más importante
Tarde de paseo por Aroche. El camino del Carmen
Paseo por el Camino Viejo del Cerro, en Aroche
Paseo por el camino del Merendero, en Aroche
La moda masculina o ¿pero tú has visto cómo vas?
¿A alguien le interesa un chalet en Aroche?
Prescripciones médicas. Historia de un sombrero
Si yo supiera escribir historias…