Parece que te ha hecho la boca un fraile, expresión que ya no se utiliza demasiado y que muchos no sabrán ni lo que significa, creo que no se me puede aplicar. Para aquellos que no lo sepan (seguramente los de la LOGSE, la LOMCE, la LOMLOE o vaya usted a saber qué ley educativa está actualmente en vigor, que ya me he perdido), esta frase se destina a aquellos que están todo el día pidiendo cosas, sobre todo materiales. Tiene un origen relacionado con los frailes de las llamadas «órdenes mendicantes», que vivían de las limosnas que la gente les daba (damealgodamealgodamealgo, repetían constantemente, me figuro, y terminaban convenciendo por agotamiento). Los que me conocen saben que no suelo ser cansino en eso de las peticiones. He repasado las últimas cartas a los Reyes Magos publicadas en este blog (recomiendo su lectura, seguro que os vais a reír e incluso aprenderéis algo, como quién escribió la primera carta conocida a los Reyes y dónde se conserva), y mis peticiones han sido modestas, como algún libro, pequeñas prendas de ropa y poco más. Sí he pedido, lo reconozco, mucha salud para mi familia y para mí y, a grandes rasgos y sin entrar en detalles, lo habéis concedido, exceptuando algún problema ocular de mi hija Carmen y un herpes zoster que actualmente me tiene mortificado, pero no voy a quejarme, que visto lo visto, lo nuestro no es nada. Y lo de haber publicado otro libro más este año, Relatos para no olvidar quién soy, hasta me he sorprendido yo, que ni lo había pedido. Ahí sí que os habéis portado y os lo agradezco en el alma. Si además conseguís que alguien lo compre y lo lea, mucho mejor.
En otros aspectos os está costando mucho hacerme caso. No sólo no habéis terminado la guerra de Ucrania sino que ahora hay otra quizás mucho peor, la que está teniendo lugar entre Hamás e Israel en Gaza. ¿De verdad que no podéis hacer algo más? Cómo me voy a atrever a pedir cosas para mí viendo lo que sucede en esa zona del Mediterráneo, que sumado a lo de los inmigrantes en Lampedusa o los cayucos en las Canarias, dan ganas de salir a la calle y gritar lo que alguien dijo ¡PAREN EL MUNDO QUE ME QUIERO BAJAR! (nota: esta frase, según el creador de Mafalda, Quino, nunca la dijo su personaje, aunque siempre se le atribuye, vaya usted a saber por qué).
De la situación política mejor ni hablamos o hablamos poco, que me enciendo. Lo que ha ocurrido este año en España es para nota y estoy convencido de que ni vosotros, astrólogos de reconocido prestigio, hubieseis sido capaces de adivinarlo ni en las estrellas, ni con bola de cristal. Me duele reconocerlo, pero creo que el herpes zoster que me atormenta me ha salido por culpa de las negociaciones de Pedro Sánchez con Puigdemont. Porque una cosa os digo, nunca creí que llegaríamos a este punto, sobre todo con las declaraciones de hace unos meses, cuando Sánchez estaba en la oposición o durante la campaña electoral, que echaba pestes de la amnistía y quería traer al fugado para juzgarlo en España. Pedro, en boca cerrada no entran moscas y no prometas lo que no puedas cumplir, aunque esto, en política, no sirve de nada, que se lo digan a Feijóo. Así que no sé qué pasará en los próximos meses o años, lo único es desearle suerte, que vosotros le ayudéis y que piense mejor lo que dice y lo que promete, porque después vienen las decepciones. Prefiero no seguir porque este no es lugar ni momento.
Así que, resumiendo y terminando con mis peticiones, que no son demasiadas, creo, empezamos. La primera, salud para mi familia y para mí. La segunda, trabajo y bienestar para mis hijos. Y después, algún viaje, que ya ni me acuerdo cuándo fue el último que hicimos Carmen y yo, un libro, si puede ser «Todos lo sabían. Juan Carlos I y el silencio cómplice del poder», de José García Abad, y algún otro que se os ocurra. Por lo demás, nada quiero y nada necesito, que ya no sé dónde guardar pantalones, camisas, jerséis, electrodomésticos, juguetitos modernos, etc. Y como después vendrán las rebajas de enero, si me encuentro con que se me ha quedado anticuada alguna prenda o se me ocurre algo más, tendré tiempo.
Sed buenos.